El cumpleañero de Navidad


Reino de Dios

En una ocasión un rey llamó a sus servidores y los envió a invitar a todos sus súbditos a una fiesta que iba a organizar para celebrar el cumpleaños de su hijo, su único hijo.

Sus empleados fueron a todos los rincones del reino invitando a todos los pobladores, no sin antes insistir en que la fiesta estaría muy surtida de bebidas y comidas. Se habían escogido los mejores vinos y las más sofisticadas carnes.

El día de la fiesta los invitados empezaron a llegar con sus mejores galas, en los carruajes más sofisticados y las joyas más preciosos. Todos llevaban regalos envueltos en lindos papeles.

Banqueta

La mesa principal estaba servida y ahí estaba el Rey y su hijo, contentos de ver tal concurrencia.

De pronto los convidados empezaron a intercambiarse los regalos entre ellos, se abrazaban, se besaban y se deseaban parabienes entre sí, pero al cumpleañero no le entregaban nada, ni un regalo, ni un abrazo, ni una palabra.

Al ver el Rey que el homenajeado estaba siendo olvidado mandó a sacar a todos los invitados de aquel banquete y envió a sus mensajeros a que invitaran a la fiesta a todos aquellos que trajeran algo para el cumpleañero.

Así sucedió y todos los que trajeron algún regalo para el cumpleañero  disfrutaron del banquete en compañía de Rey y su hijo.

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