Nadie sabe a ciencia cierta qué hacer con la glándula pineal.Esta glándula (guisante en forma de cono) está situada en el techo del tercer ventrículo del cerebro, directamente detrás de la raíz de la nariz, flotando en un pequeño lago de líquido cefalorraquídeo.Debido a que está situado en el centro del cerebro, los neurocirujanos y radiólogos han encontrado que es un buen punto de referencia muy útil para la cirugía del cerebro.
Pero hasta hace relativamente muy poco tiempo, era tema de mucha tradición como portal hacia el alma o hacia el reino superior, la válvula de la memoria, un vórtice de energía, la clave principal de fluidos vitales e incluso el origen de las enfermedades mentales.
Fue el filósofo René Descartes, quien primero se apropió de la idea de que la glándula pineal es el asiento del alma, un punto de encuentro único entre el cuerpo y el alma.
En los tiempos modernos, la glándula ha sido vista como sobrante, consignada a la papelera neurológica y considerada por la comunidad científica como un sobrante o remanente de la evolución, el apéndice del cerebro.
En todos los vertebrados superiores, incluidos los seres humanos, la glándula pineal segrega melatonina. La producción de esta hormona es estimulada por la oscuridad e inhibida por la luz.
La pineal ha sido llamada el transductor foto-neuroendocrino, a través del cual, una señal neuronal con información ambiental es convertida en un mensaje químico – en este caso, para activar o desactivar la producción de la melatonina.
Reloj Maestro
La melatonina actúa como un tipo de reloj maestro que regula el sueño o la vigilia, y retarda el proceso de envejecimiento, la regulación del crecimiento e incluso el mantenimiento de la estabilidad mental.
Aunque los científicos se dan cuenta que la glándula pineal es sensible a la luz, siempre se ha asumido que la luz o la oscuridad entra, como de costumbre, a partir de los receptores de los conos en la retina del ojo y se abre su camino hacia la glándula por medio de los nervios simpáticos.
La sabiduría convencional es que un pequeño porcentaje de los impulsos del nervio óptico son desviados a la glándula pineal desde la vía visual, y es esta entrada la que controla la producción de melatonina.
La investigadora Serena Roney-Dougal ha recolectado algunas de las investigaciones más convincentes dentro del medio biológico por el cual el flujo geomagnético de la tierra pudiera causar que la glándula pineal nos permita físicamente «sintonizarnos».
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